María Eugenia Vidal y Axel Kicillof en la pelea bonaerense

María Eugenia Vidal y Axel Kicillof en la pelea bonaerense

El PJ arma su esquema de control. Vidal tendrá resultado propio.

Según publicó el diario Clarín, María Eugenia Vidal votará temprano, almorzará en su casa y, al atardecer, se instalará a esperar el resultado de una elección que juzga esencial, en el búnker de Juntos por el Cambio en Costa Salguero. Una cábala PRO.

La gobernadora tendrá hacia las 9 de la noche datos propios para apagar la ansiedad de la espera del escrutinio oficial: es un conteo en base a 800 mesas testigos que coordina el jefe de Gabinete Federico Salvai.

Ese dirigente, que se encargó de armar el inmenso dispositivo de fiscalización para el 11A, también manejará las claves de ese método que dio cifras casi exactas en 2015 y 2017. El número, según estiman en el vidalismo, se conocerá cuando empiecen a difundirse -a las 21- datos oficiales.

CAMINO A LAS ELECCIONES

Vidal admite que Mauricio Macri está unos puntos debajo suyo y que eso profundiza la intriga sobre el resultado. Estima entre 3 y 6 la diferencia que le lleva Kicillof y confía que, en el sprint final, mejorará el resultado.

“Nosotros ya pensamos en octubre: ellos, entre la PASO y la general, siempre pierden votos porque no retienen todo lo de las primarias y nosotros sumamos voto útil”, explican en La Plata.

Como en todo, la cuestión está vinculada con la matemática: ¿qué número se puede revertir con magia electoral? Y, sobre todo, cuándo juega el efecto negativo de Macri en la provincia pero, sobre todo, cuánto impacta el efecto contagio.

Para Vidal, tanto como una derrota cercana -2 o 3 puntos-, le importa que Mauricio Macri salga bien parado en la cuenta nacional por el golpe anímico: si termina cerca de Alberto Fernández, revertirá la tendencia.

“Si a ellos no les va lo bien que esperan, terminan todos peleados: la unidad es muy frágil y solo los mantiene junto la posibilidad de ganar”, asegura el operador PRO que entiende que, en este turno, no habrá corte de boletas de los intendentes con Axel Kicillof.

Vidal imagina un escenario donde pase de perder la elección a empatarla o perderla por menos de 2 puntos. Fue lo que ocurrió en el 2017 cuando salió a campañear la semana previa a las PASO, cuando estaba instalada la idea de que Cristina ganaba por más de 5 puntos y al final la ex presidente ganó por 20 mil votos.

Con 13.185.037 electores, la elección bonaerense es monumental y todo lo que la rodea tiene esa misma lógica. Salvai prepara un ejército de 42 mil fiscales mientras que el peronismo -ahora con la marca Frente de Todos- apostó a un equipo más grande: ​casi 60 mil fiscales

En la provincia, hay 37.704 mesas de votación, repartidas en 5.582 establecimientos educativos. El PJ montó un dispositivo para controlar la votación que implica tener un fiscal por mesa además de un fiscal adicional por escuela.

A su vez, como pone en duda la transparencia del escrutinio provisorio que quedó a cargo de la empresa Smartmatic, el FdT desplegará casi más de 5.500 fiscales informáticos pero, además, montó un dispositivo de conteo paralelo.

Durante el último mes, un equipo coordinado por la senadora provincial Teresa García capacitó a fiscales en toda la provincia para el trámite clásico de conteo en las mesas pero, además, para que desarrollen otras tareas de control.

La semana pasada, la Cámara Nacional Electoral (CNE) autorizó una serie de procedimientos para que los fiscales opositores puedan, entre otras medidas, fotografiar actas y certificados a modo de “garantía” frente a eventuales desmanejos en el escrutinio oficial.

Kicillof puso a uno de los colaboradores, Javier Rodríguez, a coordinar el escrutinio paralelo del día de la elección, que se montará a partir de los datos que envíen los fiscales, que luego cargarán los data entry.

“Nos resulta poco creíble cuando hacen correr que pierde: ellos generan clima para algo”, dicen en el entorno de Kicillof y repiten un mantra: “Estamos en una pelea desigual: ellos no cometen errores en campaña así que eso de decir que pierden es show”.

​En el PJ se instaló el pánico por la contratación de Smartmatic y tras la experiencia en las PASO de 2017, cuando se frenó la carga de datos justo cuando Cristina estaba a punto de alcanzar a Esteban Bullrich. Para la general de ese año, también se montó un escrutinio provisorio para tener, al cierre del día o el lunes, un número propio para contraponer con los datos oficiales.

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