El Gobierno negocia un auxilio financiero con el FMI

Según publicó el diario La Nación, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cerró en Washington junto al resto de la delegación argentina el primer día de trabajo en el Fondo para avanzar hacia el acuerdo final. Dujovne se reunió con el número dos del organismo, David Lipton, y verá a la directora gerente, Christine Lagarde, quien regresó de Europa.

La negociación con el Fondo para acceder al acuerdo stand-by (SBA, según sus siglas en inglés) durará unas seis semanas, estimaron fuentes del Ministerio de Hacienda, que calificaron los encuentros de «cordiales» y «una primera reunión introductoria para discutir los próximos pasos». Nadie del equipo económico quiso anticipar el monto del acuerdo que busca el Gobierno, las condiciones ni si el dinero se utilizará o se mantendrá en reserva como un «seguro».

Antes del viaje de la delegación argentina a Washington, el equipo económico en Buenos Aires había dado indicios de que vendría en busca de un acuerdo dentro de alguno de los programas que proveen un «colchón» de fondos que la Argentina podría utilizar en caso de requerir financiamiento o no, y dejarlos en suspenso como una línea de crédito.

De los tres programas del Fondo que, a priori, parecían satisfacer mejor el objetivo del oficialismo, el acuerdo stand-by era el más accesible para la Argentina. Es la línea tradicional del Fondo -se utiliza desde 1952-, dura, sujeta a revisiones y atada a la famosa «condicionalidad» de sus préstamos. La última vez que la Argentina tuvo una línea de ese tipo fue durante la presidencia de Néstor Kirchner, quien en 2006 canceló de un solo pago la deuda vigente con el organismo.

El Gobierno descartó de entrada otras dos alternativas: la línea de crédito flexible (FCL), que exige una solidez macroeconómica que la Argentina, hoy, no tiene -México y Colombia tienen acuerdos vigentes bajo este paraguas-, y la línea de liquidez precautoria (PLL), similar, pero menos exigente.

En la delegación argentina remarcaron que las negociaciones recién han comenzado y que el acuerdo final podría llegar a incluir variantes que no estén necesariamente contempladas dentro del marco vigente de las líneas stand-by. Hubo especial hincapié en la característica de «alto acceso», una variante que le permitiría al Gobierno ir por arriba de la restricción del «acceso normal» del programa, que permite obtener hasta el 435% de la cuota del país. La cuota argentina actual equivale a casi US$4550 millones.

Además de su encuentro con Lagarde, Dujovne tendrá una reunión clave en el Departamento del Tesoro: verá el subsecretario de Asuntos Internacionales, David Malpass. Estados Unidos tiene que aportar el respaldo clave en el directorio del Fondo para obtener la aprobación del acuerdo.

El inicio de las discusiones de Dujovne en la sede del Fondo comenzó con un cara a cara con el director del Hemisferio Occidental del Fondo, Alejandro Werner.

El Ministro viajó a Washington y luego de pasar por el hotel ingresó a uno de los edificios del Fondo por el garaje a las 11.53 eludiendo a la prensa. La delegación fue concurrida: la completaron el jefe de asesores de Dujovne, Guido Sandleris; el viceministro, Sebastián Galiani; el secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, y el jefe de gabinete de ese ministerio, Ariel Sigal. También viajaron el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, y el gerente general, Mariano Flores Vidal, y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili.

Hubo dos reuniones. Una entre Dujovne y Werner, en la que también estuvieron Sandleris, Galiani y Sigal, y otra para abrir el «trabajo técnico» entre los equipos del Gobierno y del FMI, en la cual habrían estado Galiani, Sigal, Sandleris, Pena, Bausili, Llach y Flores Vidal. Werner se cruzó con los periodistas argentinos a la salida del Fondo, pero no quiso hacer declaraciones.

 

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