La intervención pictórica se realizó sobre un corpóreo previamente diseñado sobre el cual el artista trabajó con la intención de aunar lo racional y lo emocional, lo físico y lo mental, advirtiendo que los deportes contienen ambos aspectos.
Dentro de un patrón de ordenamiento vinculado a la geometría, o contenido por ésta, Scafidi trabajó, principalmente en la palma de la huella (cuya forma asemeja un corazón) con pinceladas cargadas de materia y el color fundiéndose de manera expresiva dentro de una estructura compositiva sostenida geométricamente. En los bloques superiores la manera de aplicar la pintura y las composiciones tienden a ser más racionales y contenidas, menos exhuberantes. El interés del artista se centró en el predominio de un tono general cálido que marca un contrapunto con el azul frío del cielo, ya que la obra se expuso en un espacio abierto.
La geometría de la ornamentación buscó dialogar con la arquitectura del lugar y los espacios verdes que la rodeaban. En palabras de Roberto Scafidi, la experiencia “fue muy positiva y me agradó ser parte de este importante proyecto que forma parte de las acciones que el Banco Ciudad está generando respecto a los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires”.
De esta manera, el Banco Ciudad afianza su compromiso institucional con el deporte y los valores de respeto, amistad y excelencia que transmiten los Juegos Olímpicos, y contribuye acercando el arte argentino a un acontecimiento de interés mundial.
Finalizados los Juegos Olímpicos, la obra quedará expuesta de forma permanente en el espacio de arte del Banco Ciudad.