Los meses que restan para llegar a fin de año «serán muy duros», según admitió el Presidente. La recesión, aseguraron cerca de Mauricio Macri, se sentirá con fuerza y golpeará el consumo. A eso se le suma una inflación de más del 40 por ciento. Un combo que impactará fuertemente en lo que queda de 2018, especialmente en la clase media y entre los más vulnerables, porción de la sociedad que se acaba de agrandar y ya alcanza al 27,3 por ciento, unos 12 millones de personas.
«Salimos del infierno», exageró un hombre que frecuenta el despacho presidencial. Ahora lo que viene es el recorrido por el «purgatorio» aunque, según tres ministros consultados por LA NACION, ya sin los sobresaltos que se repiten desde abril.
El principal argumento para lanzar esta afirmación es la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que esta semana amplió el stand-by a US$57.100 millones, dinero «suficiente» para asegurar el programa económico hasta el final del mandato de Macri y alejar los fantasmas de un eventual default que algunos especialistas vislumbraban en un futuro no muy lejano.
«Está garantizado el pago de los vencimientos de la deuda y eso genera menor incertidumbre. Y no hay dudas de que, en caso de sufrir una nueva tormenta, el mundo, como sucedió hasta ahora, nos va a asistir», describió uno de los hombres más cercanos al Presidente.
Pero no es lo único. El Gobierno se prepara para dar «buenas noticias». En breve se relanzarán los créditos hipotecarios y se anunciarán nuevos planes para la construcción de viviendas sociales. Y esperan que, en las próximas semanas, se ponga en marcha el sistema de obras a través de la Participación Público Privada (PPP).
Además, la Casa Rosada ya habilitó la renegociación de las paritarias. Se homologarán todos los nuevos acuerdos, sin techo, advirtieron en fuentes oficiales. «La recuperación del poder adquisitivo es un objetivo», admitieron fuentes oficiales.
En paralelo, el Gobierno considera que tiene el número que requiere para aprobar el presupuesto 2019, que tiene como principal meta llevar el déficit fiscal a cero. Gesto que espera el organismo multilateral de crédito.
Quien mejor resumió la nueva posición fue el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, uno de los funcionarios que mayor terreno ganó en estas últimas semanas: «Este mes enviamos señales claras al mercado: el acuerdo técnico con el Fondo junto con el presupuesto sobre la base del equilibro nos va a permitir, más temprano que tarde, poder estabilizar la macro y salir de esta crisis financiera que venimos sufriendo».
Pero ¿por qué el Gobierno no comunica con mayor énfasis el cambio de expectativas? Sencillo: «Desgastamos la palabra», se sinceró uno de los funcionarios más cercanos de Macri. Ejemplos en estos cinco meses sobran.
La génesis de la crisis económica fue el 26 de abril. Ese fue el día en que el dólar comenzó su espiral ascendente, que por momentos fue desenfrenada. Ese día la moneda estadounidense superó los $20, cinco meses después está en $40. En el medio, el presidente Macri echó a cinco funcionarios de su extrema confianza y redujo el gabinete de 22 a 10 ministerios. Y, por si fuera poco, cambió el modelo de gestión.
El cambio después de una jornada dramática: ese día, el dólar abrió a $33, pero en un raid descontrolado escaló a toda velocidad.
Cerca de las 9 de la mañana el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dio una entrevista en la que sostuvo que «no estamos ante un fracaso económico». La respuesta fue lapidaria: una hora después el dólar ya estaba en $35, a las 13 llegó a $39 y cerró el día en $40.
El Presidente entendió que no había más margen y modificó a su equipo, pero principalmente la forma en la que condujo la administración nacional desde que asumió en diciembre de 2015. Por eso, en los últimos días, aquellos que lo vieron, recogieron el mismo mensaje: «No hay que cometer más errores». Ese es el primer paso.
Todo este recorrido también generó un cambio interno: Macri dejó de hablar de «turbulencia» para hacer referencia a la crisis económica. Pero no fue la única modificación del discurso del Presidente: ya no habla de pobreza cero, como objetivo, sino de «bajar la pobreza».
«Estamos confiados en ver una recuperación de la actividad para comienzos del año que viene», se entusiasmó Sica en la conferencia de prensa que protagonizó junto a Carolina Stanley el día en que el Indec dio a conocer que 800.000 personas volvieron a ser pobres.