El Gobierno argentino oficializó esta mañana su plan para reducir de forma drástica los aranceles de importación de celulares, lo que provocó un reajuste en los precios de los dispositivos móviles en el país.
Esta decisión impacta no solo en los consumidores, quienes esperan pagar menos por sus dispositivos, sino también en la industria local y los trabajadores de Tierra del Fuego, donde se fabrica una parte de estos productos. A continuación, se detalla cómo afecta esta medida a los precios de los populares modelos de iPhone y qué perspectivas tiene el mercado a partir de ahora.
Los aranceles de importación que anteriormente eran de un 16% serán eliminados progresivamente, alcanzando el 0% en enero de 2026. Este cambio responde a un decreto anunciado por el Gobierno para mejorar la accesibilidad de los productos electrónicos en el país. Según declaraciones del vocero presidencial, la primera etapa de reducción arancelaria llevaría la tasa al 8%, e impactará inmediatamente tras la publicación oficial de la normativa.
La situación provocó una considerable expectativa entre los consumidores que planean adquirir nuevos dispositivos y entre los comerciantes, quienes deberán ajustar sus precios. Entre los modelos destacados, la cadena local Maxim Store, que se dedica a la venta de productos, ya ha comunicado cambios en sus precios debido a esta medida. El iPhone 14 de 128GB se vende ahora a $1.269.999, representando una reducción del 15,3% respecto a su precio anterior de $1.499.999.
Los modelos más recientes como el iPhone 16e 128GB Black y el iPhone 16 de 128GB también mostraron reducciones significativas. El primero pasó de costar $1.899.999 a $1.599.999, mientras que el segundo se actualizó de $1.999.999 a $1.699.999, implicando bajas de 15,8% y 15% respectivamente. Esto refleja cómo Maxim Store toma las nuevas disposiciones gubernamentales para adaptarse al mercado volátil.
El modelo más avanzado, el iPhone 16 Pro 128GB, ahora se encuentra disponible por $2.299.999, tras una caída del 16,4% desde los $2.749.999 originales. Esta decisión apunta a ofrecer opciones más accesibles al público frente a un contexto inflacionario que venía afectando el poder adquisitivo de los consumidores.
Este tipo de movimientos busca igualar el precio de los celulares en Argentina con los de mercados internacionales donde, por ejemplo, un iPhone cuesta menos de la mitad que en el país. Mientras en Estados Unidos el costo es de unos 1.011 dólares, en Argentina el mismo modelo llega a valer 2.566, marcando una diferencia notoria en términos de acceso a la tecnología.
La decisión del Gobierno no ha estado exenta de polémica. La medida recibió críticas desde el sector manufacturero local, especialmente de las autoridades y empresarios de Tierra del Fuego. Este enclave productivo es responsable de una porción importante de la fabricación de dispositivos electrónicos en Argentina. Las preocupaciones se centran en el posible impacto negativo en la industria local y los puestos de trabajo, además de cuestionar la sostenibilidad a largo plazo de la producción en la isla.
Las autoridades fueguinas, como el gobernador Gustavo Melella, expresaron que tales decisiones representan un “golpe muy duro para la industria”, sugiriendo una potencial judicialización de la medida. La UOM (Unión Obrera Metalúrgica) anunció un paro total en respuesta a proteger los empleos dentro del sector.
El economista Matías Bolis Wilson apuntó a un posible reacomodamiento de precios relativos, lo que permitiría liberar más recursos al sector privado y con ello, una baja general que podría mejorar el poder de compra de los consumidores. Así, las familias argentinas tendrían mayor disponibilidad para volcar al mercado de electrónica, fomentando una mayor circulación interna.
Mientras tanto, el efecto positivo de esta medida sobre la desinflación general se manifiesta como uno de los objetivos más importantes para el Gobierno. La implementación de este marco busca transparentar los precios de forma que los argentinos puedan acceder a tecnología de manera más equitativa con respecto a sus países vecinos. Este ajuste no solo espera mejorar la economía del consumidor, sino también generar un efecto en cascada hacia otras mejoras en el sector tecnológico local.
Finalmente, la CIRA (Cámara de Importadores de la República Argentina) celebró esta revisión arancelaria indicando una mayor oferta y competencia, esperando que se traduzca en precios más bajos de manera sostenida.