El líder republicano anticipó al presidente argentino que la ayuda financiera de la Secretaría del Tesoro se reducirá si pierde las elecciones del 26 de octubre
(Desde Washington, Estados Unidos) A doce días de los comicios de medio término, Javier Milei y su Gabinete Nacional evaluaron que una reunión a solas con Donald Trump en la Casa Blanca podía mejorar la perfomance de la campaña electoral, tras el escándalo público que exhibió las presuntas vinculaciones de Jose Luis Espert con el narcotráfico en América Latina.
El canciller Gerardo Werthein exprimió sus contactos personales y logró una cita bilateral cuando Trump y Scott Bessent -secretario del Tesoro- ya habían explicitado su respaldo político y financiero en favor del gobierno de la Libertad Avanza.
A nadie en la Casa Rosada le pareció sobreabundante sumar un cónclave en Washington después del empalagoso encuentro que Milei y Trump habían protagonizado en la ONU.
No hubo temor de facilitar al kirchnerismo la dialéctica iniciática del General cuando planteó Braden o Perón, en una sociedad que votará el 26 de octubre y que tiene un arraigado sentimiento antagónico conlos Estados Unidos.
El viaje a Washington implicaba una foto con Trump en el Salón Oval, y eso tenía más peso que la posibilidad de exhumar las viejas antinomias que se conocieron en la campaña electoral de 1945, hace ya 80 años.
Trump conoce la combinación exacta de política y show mediático, y en la previa a un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca, aceptó contestar las preguntas de todos los periodistas argentinos que cubrían la gira de Milei.
Nieves Zuberbuler le preguntó al líder republicano que pasaría con la ayuda financiera de Estados Unidos, si el gobierno perdía las elecciones del 26 de octubre.
Trump dio una respuesta que convulsionó la gira presidencial:
“Si un socialista o un comunista gana, te sentís diferente sobre hacer una inversión. Si (Javier Milei) pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con Argentina”.
El presidente estaba acompañado por Karina Milei -secretaria General de la Presidencia-, Gerardo Werthein -canciller-, Luis Caputo -ministro de Economía-, Patricia Bullrich -ministra de Seguridad-, Santiago Bausilli -titular del Banco Central- y Alec Oxenford, embajador argentino en Estados Unidos.
Sólo Bulrrich y Caputo comprendieron el impacto político delas declaraciones de Trump, que se trasmitieron Urbi et Orbi. El resto de la comitiva continuó escuchando el monólogo de Trump, que era dueño exclusivo del escenario.
Dos horas más tarde, cuando el presidente regresó a Blair House, se montó una operativo político y mediático para hacer control de daños a las advertencias de Trump.
En ese lapso de tiempo, el mercado cayó en picada y la incertidumbre financiera conectó la Citi de Buenos Aires con Wall Street de New York.
Con su discurso sin eufemismo, Trump había perjudicado a Milei.
Bullrich propuso ejecutar un rápido movimiento para evitar que la crisis política se profundizara. Milei estuvo de acuerdo, y a continuación posteó en X una lectura personal de lo que había sucedido en la conferencia de prensa
“El apoyo que Usted y su gran país nos ha dado es de vital importancia para la continuidad del largo camino de reformas que hemos emprendido. Los Argentinos saben que la principal potencia del mundo continuará apoyándonos salvo que volvamos a abrazar al populismo”, sostuvo el presidente en su cuenta oficial en X.
Milei aceptaba la lógica interpretativa de Trump: si pierde en octubre de 2026, puede regresar el populismo. Y si esto pasara, la Casa Blanca ya no desplegaría un salvataje financiero.
Es decir: el presidente entendía la advertencia de Trump frente a una eventual derrota ante Cristina Fernández de Kirchner.