La crisis diplomática con Brasil ha acelerado la convergencia entre Argentina y Uruguay. Los cancilleres de ambos países mantuvieron una videoconferencia hoy para coordinar una postura común: avanzar en un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (o con la EFTA) a «doble velocidad». Esto implica que Argentina y Uruguay firmarían los capítulos comerciales ya cerrados, dejando que Brasil y Paraguay se sumen cuando resuelvan sus trabas proteccionistas o ambientales.
Esta estrategia de «flexibilización de hecho» rompe la regla del consenso del Mercosur, pero cuenta con el guiño silencioso de los negociadores europeos, cansados de las dilaciones de Lula y Macron. Para Argentina, es la vía rápida para abrir mercados para su agroindustria.
El Río de la Plata vuelve a actuar como una unidad geopolítica. Si logran imponer este modelo, el Mercosur dejará de ser una unión aduanera para convertirse en una zona de libre comercio laxa, permitiendo a cada país jugar su propio juego global.
