Fractura en la CGT: Los «Gordos» negocian la reforma laboral y Moyano amenaza con paro.

La unidad del movimiento obrero es hoy una formalidad vacía de contenido. La reunión de ayer en la sede de Azopardo expuso la fractura expuesta que atraviesa a la CGT frente a la avanzada del Gobierno con la reforma laboral sector por sector. Los grandes gremios de servicios («Los Gordos» e «Independientes»), como Comercio, UOCRA y Sanidad, han decidido avanzar pragmáticamente en la negociación de convenios que incluyan el Fondo de Cese Laboral, priorizando la preservación de sus obras sociales y la estructura de sus organizaciones ante un mercado laboral que cambia.

En la vereda opuesta, el Frente Sindical liderado por el moyanismo y las corrientes kirchneristas rechazan cualquier modificación a la Ley de Contrato de Trabajo, calificando a los dialoguistas de «traidores» y amenazando con un plan de lucha para diciembre. Sin embargo, la capacidad de fuego de este sector ha mermado: los paros generales de 2024 tuvieron bajo acatamiento y el Gobierno ha demostrado que no le tiembla el pulso para descontar días o declarar la ilegalidad de las medidas.

El Gobierno juega con esta interna. El Secretario de Trabajo recibe a los dialoguistas con alfombra roja y homologa sus acuerdos rápidamente, mientras ignora los reclamos del ala combativa. La estrategia es aislar a los sectores más radicalizados y mostrar a la sociedad que hay un «sindicalismo moderno» que quiere trabajar y otro «bloqueador» que defiende privilegios.

Para 2026, se espera que esta división se formalice, quizás con una ruptura institucional de la central obrera. El modelo de «unicidad sindical» argentino cruje ante una realidad económica donde la mitad de los trabajadores son informales o autónomos y no se sienten representados por las viejas estructuras.

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