La Cámara de Diputados se prepara para una sesión especial mañana miércoles que promete ser histórica. El interbloque oficialista, junto al PRO y la UCR, buscará dar sanción definitiva al proyecto de Ficha Limpia, que impide ser candidatos a cargos electivos a personas con condena confirmada en segunda instancia por delitos de corrupción. El «poroteo» de votos (conteo previo) indica que el número mágico de 129 presencias para el quórum está asegurado, aunque con margen estrecho.
La presión sobre los legisladores indecisos y los bloques provinciales es máxima. Organizaciones de la sociedad civil han convocado a una vigilia frente al Congreso para exigir la aprobación. El kirchnerismo, que rechaza la ley alegando inconstitucionalidad y persecución política (lawfare), intentará vaciar el recinto o dilatar el debate, pero su fuerza numérica ha mermado tras el recambio legislativo.
Si se aprueba, la ley tendrá impacto inmediato en el armado de listas para 2027. Figuras de peso del peronismo podrían quedar inhabilitadas, reconfigurando el mapa de liderazgos de la oposición. Para el Gobierno, es una bandera de transparencia que le permite retomar la iniciativa política.
Mañana será un día de alta tensión en el recinto. La política argentina está a punto de autoimponerse un límite ético que cambiará las reglas de juego para siempre.
