El Senado de la Nación se convierte desde hoy en el epicentro de la política. El oficialismo trabaja contrarreloj para llevar al recinto este miércoles el proyecto de Presupuesto 2026, que ya cuenta con media sanción de Diputados. La vicepresidenta Victoria Villarruel y el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, mantienen reuniones frenéticas con los jefes de bloque provinciales para asegurar el número mágico de 37 senadores. La llave la tienen, como siempre, los gobernadores de la Patagonia y el Norte Grande.
La discusión pasa por la letra chica de las obras públicas transferidas. Las provincias exigen que la Nación garantice el flujo de fondos para terminar rutas y viviendas que quedaron a medio hacer, a cambio de levantar la mano por el «Déficit Cero». El Gobierno ha mostrado pragmatismo: prefiere ceder en partidas de capital puntuales antes que reconducir el presupuesto por tercer año consecutivo, lo que sería una señal de debilidad institucional ante el FMI.
En paralelo, se negocia el tratamiento de los pliegos de los jueces de la Corte Suprema. Si bien el Presupuesto es la prioridad, el Ejecutivo quiere aprovechar la última sesión del año para, al menos, dar ingreso formal a los dictámenes y votarlos en extraordinarias en enero. El peronismo kirchnerista, en minoría pero con poder de daño, amenaza con impugnar la sesión si no se tratan también leyes de financiamiento educativo.
El clima es de final de ciclo legislativo. Los senadores tienen los pasajes emitidos para volver a sus provincias el jueves. Si el Gobierno logra la foto de la Ley de Leyes aprobada, cerrará el 2025 con el «triángulo de gobernabilidad» completo: Ley Bases (a principio de año), Ficha Limpia y Presupuesto.
