El Senado de la Nación vive horas de frenesí político en la víspera de la sesión que definirá la suerte del Presupuesto 2026. El oficialismo, encabezado por la vicepresidenta Victoria Villarruel y el jefe de gabinete Guillermo Francos, ha intensificado las negociaciones con los bloques federales (Misiones, Río Negro, Córdoba) para blindar el número. Según el conteo provisorio que maneja la Secretaría Parlamentaria, el Gobierno contaría con un piso de 38 votos afirmativos, uno más de los necesarios para el quórum y la mayoría simple.
La moneda de cambio en estas últimas 24 horas ha sido la reactivación de obras públicas específicas en las provincias aliadas. Vialidad Nacional ha firmado convenios de traspaso y financiamiento para rutas claves en el interior, un gesto pragmático que destrabó la voluntad de los senadores que responden directamente a sus gobernadores. El «dogma fiscal» se mantiene en los números macro, pero la «micro-política» ha requerido la billetera de infraestructura.
El kirchnerismo, principal bloque opositor, mantiene su rechazo total al proyecto, denunciando que subestima la inflación y recorta partidas sociales críticas. Sin embargo, las fracturas internas del peronismo (con el bloque de Unión por la Patria dividido entre dialoguistas y duros) han debilitado su capacidad de bloqueo. Si no hay sorpresas de último momento, Milei tendrá mañana su primera Ley de Presupuesto aprobada en tiempo y forma.
Sería el cierre ideal para el año legislativo del Gobierno, otorgándole una herramienta de gestión institucional que los mercados y el FMI reclaman como señal de gobernabilidad y previsibilidad para el resto del mandato.
