Con la nueva composición del Congreso, el Ejecutivo ha decidido reactivar el proyecto de Reforma Política Integral. El punto central es la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), un sistema que el oficialismo considera un gasto inútil y una «encuesta cara» pagada por los contribuyentes. El argumento es fiscal y político: el Estado no debe financiar las internas de los partidos, y la ciudadanía está cansada de votar tantas veces en un mismo año.
La iniciativa incluye también la implementación definitiva de la Boleta Única de Papel (BUP) a nivel nacional para todas las categorías, eliminando la lista sábana y el robo de boletas. Si bien la oposición dialoguista acompaña la BUP, hay resistencia a eliminar las PASO, ya que muchos partidos las necesitan para dirimir sus liderazgos sin romper sus frentes.
La negociación será intensa en las extraordinarias. El Gobierno amenaza con exponer a quienes voten en contra como «defensores del gasto político». Si la ley se aprueba en el verano, el escenario electoral de 2027 cambiará radicalmente, obligando a los partidos a resolver sus candidaturas puertas adentro y con recursos propios.
