A las 14:00 horas se encenderán las luces del recinto de la Cámara Alta para la sesión más importante del año. El oficialismo pone en juego la aprobación del Presupuesto 2026, la herramienta fundamental para consolidar el plan de «Déficit Cero» ante la mirada del FMI. La vicepresidenta Victoria Villarruel ha liderado personalmente las negociaciones de las últimas 24 horas, logrando —según fuentes parlamentarias— asegurar el número mágico de 37 votos afirmativos, lo justo y necesario para evitar sorpresas.
La clave del destrabe estuvo en la Patagonia. Los senadores de Río Negro y Neuquén comprometieron su apoyo tras la firma de convenios con la Secretaría de Energía que garantizan la continuidad de obras en gasoductos locales y regalías hidroeléctricas. Es el pragmatismo federal en su máxima expresión: apoyo macroeconómico a cambio de recursos territoriales.
El bloque kirchnerista, conducido por José Mayans, bajará al recinto a dar la batalla discursiva, denunciando el «ajuste salvaje» sobre las partidas de educación y salud. Sin embargo, las divisiones internas del peronismo (con los catamarqueños y tucumanos jugando cerca del Gobierno) han mermado su capacidad de bloqueo efectivo. La estrategia opositora será intentar introducir modificaciones en particular para obligar a que la ley vuelva a Diputados, algo que el Gobierno quiere evitar a toda costa.
Si se aprueba hoy sin cambios, Javier Milei tendrá su presupuesto. Si hay modificaciones, la ley se dilata a 2026. El mercado mira las pantallas del Senado: un triunfo legislativo hoy sería el broche de oro para el «trade electoral» de fin de año.
