Sin coordinación y envuelto en pujas internas, el equipo económico se atasca en las urgencias

Sin coordinación y envuelto en pujas internas, el equipo económico se atasca en las urgencias

Bajo fuego amigo, Guzmán, Pesce, Moroni y el recién incorporado, Daniel Scioli, apuestan todo a un lento un plan de normalización de la economía; volvió la desconfianza entre el Banco Central y el Palacio de Hacienda

“El equipo económico se mueve con un carro tirado por cuatro caballos, pero en lugar de ir todos para el mismo lado, cada uno va en una dirección distinta”. La analogía, que pertenece a uno de los funcionarios más cercanos al Presidente, sirve para resumir una nueva semana que volvió a tener como foco de atención al dólar –registró su mayor suba semanal en un año y trepó a un nuevo máximo histórico– y el riesgo país.

En un escenario de fragilidad extrema, el presidente Alberto Fernández ratificó por enésima vez a Martín Guzmán (Economía), Claudio Moroni (Trabajo) y al presidente del Banco Central, Miguel Pesce. En otro andarivel aparece Daniel Scioli, el flamante e hiperactivo ministro de Desarrollo Productivo. Sin cambios de fondo ni medidas de shock en evaluación, el equipo económico apostó por un lento acomodamiento de las variables macroeconómicas con el objetivo de “ordenar” los números de acá a fin de año.

Pese a los intentos de articulación y las fotografías de trabajo conjunto, la relación entre Guzmán y Pesce se volvió a tensar. La falta de dólares es una de las principales causas de las broncas que van y vienen entre el Palacio de Hacienda y el Banco Central. Y es también la última obsesión de Cristina Kirchner. El Banco Central cerró la semana con una fuerte caída en las reservas (US$250 millones) y en el mes acumula pérdidas por US$600 millones.

Esto ocurre en el cierre del denominado trimestre de oro por la liquidación de la cosecha. Es por eso que el ingreso de los 4000 millones de dólares por la primera aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se informó la semana pasada, calmó un poco los ánimos belicistas.

La vicepresidenta cargó el último lunes contra su gobierno por esta razón. El “festival de importaciones” de los que habló Cristina Kirchner se refiere a la salida permanente de dólares. En las proyecciones que expone la expresidenta ante sus interlocutores solo resuenan tambores de cataclismo.

Fue nuevamente Andrés Larroque, el Cuervo, el encargado de ponerle nombre a los problemas del gobierno nacional. “Martín Guzmán tiene una mirada disociada de la realidad”, lanzó el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense en diálogo con AM750.

Así, el empoderamiento que imaginó Alberto Fernández al centralizar gran parte de la botonera económica en Guzmán –se ocupó del anuncio de la segmentación de las tarifas y puso a Guillermo Hang, un hombre de su confianza, como secretario de Comercio– aún no tuvo los resultados que imaginó. Pese a esto, el jefe del Estado está decidido a sostenerlo en el cargo.

A los problemas internos se suma la desconfianza del mercado y los empresarios. La dramática descripción que realizaron Guzmán y Pesce ante los dueños de las empresas de alimentos y consumo masivo más importante del país solo ahondó el estado de perplejidad en las compañías. Los funcionarios hablaron de que “hay que llegar a septiembre” antes de intentar renegociar la canasta del programa Precios Cuidados. Testigos del encuentro en el quinto piso del Palacio de Hacienda hablaron de un fin de ciclo.

La escasez de reservas también generó un giro en el discurso de Scioli. Después de anticipar que no habría cepo ni nuevos límites a las importaciones, el exgobernador bonaerense cambió de posición y deslizó lo que algunos en el gobierno nacional anticipan como inevitable.

El tema de las importaciones y la posibilidad de profundizar los controles también se tocó durante la reunión de la que participaron Arcor, Mastellone, Molinos, Procter & Gamble, Quilmes, Coca-Cola y Unilever. Por las dudas, los funcionarios hicieron un juramento: no habrá trabas para los insumos para la producción.

El ministro de Desarrollo Productivo planteó la necesidad de evitar las “importaciones especulativas”, aunque no dio detalles sobre dónde estará puesto el foco. Todavía lejos de las peleas internas, Scioli aprovecha cada minuto en el gobierno nacional para mostrarse. “En una semana ya tiene más fotos que algunos ministros que están hace más de dos años”, dijo, con algo de envidia, uno de sus pares.

En este escenario, en la Casa Rosada celebraron dos noticias: la aprobación de las metas del primer trimestre con el FMI y el último dato del desempleo, que se redujo más de tres puntos en el primer trimestre del año y fue de 7 por ciento, el menor nivel desde 2016.

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