El PRO encara su peor batalla y el kirchnerismo recarga la interna: todos aceleran en medio de la crisis

El PRO encara su peor batalla y el kirchnerismo recarga la interna: todos aceleran en medio de la crisis

Rodríguez Larreta jugó fuerte. Pero su tema no es sólo Macri, sino además cómo se planta hacia afuera. El ex presidente reaccionó con dureza. Y también genera un desafío a Bullrich. En el oficialismo, vuelve la carga sobre la Justicia. Mientras, la inflación expone un cuadro crítico.

Esta semana va a redondear una imagen, parcial pero potente, de contradicciones en medio de la crisis. El arranque -sin final a la vista- está tomado por la peor y a la vez crucial batalla en el interior del PRO, con sus estribaciones entre los otros socios de la coalición opositora. El kirchnerismo, sin claridad sobre la estrategia electoral pero concentrado en mantener el poder interno, vuelve a cargar en la calle contra la Justicia. Y lo que viene como señal de la economía es un nuevo dato alarmante sobre la inflación, con especial impacto en los rubros más sensibles de consumo.

No es novedad el modo en que se realimenta ese círculo –la lucha por los liderazgos cruzan de diferente modo a todos los espacios– y hasta resulta natural la tensión combinada entre economía y calendario electoral. Lo significativo es que no hay rastros de discusión sobre la crisis; apenas reacciones puntuales frente a algunos datos -precios, pobreza- como ocurre frente a hechos graves de inseguridad. Y lo más llamativo es que, en general, dirigentes y funcionarios reconocen en privado la disociación con los problemas centrales del grueso de la sociedad, y sus posibles costos políticos.

El PRO acaba de sumergirse en la más grave disputa desde su creación. En la oposición consideran que era inevitable: se trata de resolver no sólo candidaturas, sino también de proyectar cuál sería el juego de poder doméstico en caso de volver a la Casa Rosada. Eso -es decir, el tipo de conducción y el sistema de decisiones en un posible ejercicio de gobierno- es lo que está en discusión. Lo expone la decisión de Horacio Rodríguez Larreta pero, antes, lo precipitó el renunciamiento de Mauricio Macri a cualquier candidatura. El enojo actual confirma las tensiones por su lugar en el tablero propio.

El ex presidente había dejado en claro que su paso -complicado hasta en lo personal- no significaba colocarse al margen de las resoluciones domésticas, con gravitación en el entramado general de Juntos por el Cambio. Por eso mismo generó expectativa, fuera de los elogios iniciales, hacia el interior del PRO y en las filas de la UCR, la CC y otros integrantes de la sociedad opositora. Excluirse de la competencia directa, como candidato, constituía un desafío no sólo individual, sino políticamente amplio y nada menor.

Como hipótesis, se manejaba en las filas del PRO que únicamente María Eugenia Vidal abandonaría la carrera por la candidatura, para algunos inesperada, si Macri competía. Patricia Bullrich decía que igual seguiría anotada y Rodríguez Larreta reafirmaba su voluntad de pelea, con el agregado que representaría en términos de manejo político ganar las primarias.

Eso, finalmente, no ocurrió. El mensaje del video con que Macri anunció su renunciamiento a la carrera por la candidatura provocó un alivio curioso en cuanto a las interpretaciones. En el círculo de Rodríguez Larreta registraban una brisa positiva por el tono más bien de consenso. Y cerca de Bullrich anotaban como un guiño la referencia a la necesidad de firmeza, traducida como dureza. De inmediato, las presiones para consagrar sin demoras a Jorge Macri como único candidato a la sucesión porteña expusieron que no era el final sino el inicio de las batallas de fondo.

El llamado a elecciones “concurrentes” para las PASO y las generales en la Ciudad resulta, entonces, otro síntoma, no el problema. El modo elegido -el mismo día, elección nacional con lista sábana y elección local con boleta única electrónica- es rechazado por el macrismo “duro” porque considera que favorece a Martín Lousteau y que expone una medida inconsulta. Del otro lado, destacan que se trata de una decisión inherente al jede de Gobierno y que la boleta única es una bandera macrista y de JxC.

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