Banco Mundial: “década perdida y una fuerte desaceleración para la Argentina”

Banco Mundial: “década perdida y una fuerte desaceleración para la Argentina”

Un nuevo informe del organismo internacional estimó una tasa de crecimiento del PBI del 7,5% este año, del 2,6% en 2022 y del 2,1% en 2023; el banco dijo que la región necesita reformas urgentes.

WASHINGTON.- Según publicó el diario La Nación, la economía argentina sufrirá una fuerte desaceleración el año próximo, y junto al resto de América latina y el Caribe se enfrenta al riesgo de una nueva “década perdida” para el desarrollo si no encara reformas estructurales urgentes que permitan apuntalar las perspectivas de crecimiento.

El producto bruto interno de la Argentina tendrá una tasa de crecimiento de apenas el 2,6% el año próximo, según las últimas proyecciones del Banco Mundial, que dejó una pila de advertencias y desafíos para el país y la región en medio de la recuperación a la pandemia del coronavirus. El banco señaló que la reactivación en la región ha sido “más lenta de lo esperado, y las secuelas que ha dejado en la economía y la sociedad tardarán años en desaparecer”.

William Maloney, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, dijo ante una pregunta de LA NACION que no ve por ahora un riesgo de un espiral inflacionario en la Argentina, pero remarcó que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) “anclará las expectativas” reduciendo la probabilidad de ese escenario. En línea con la visión del banco para la región, Maloney remarcó que la Argentina debe resolver problemas estructurales para alentar el crecimiento de largo plazo.

“El gobierno sigue contando con algunas herramientas para evitar que la crisis se profundice. Además, llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario anclará las expectativas reduciendo el riesgo. Sin embargo, también estamos hablando del corto plazo. Una vez que tenemos más estabilidad, menos riesgo, siempre estamos con los problemas estructurales de largo plazo. La Argentina no ha estado creciendo tampoco muy rápido en la última década”, afirmó.

El banco dejó en claro en su análisis para la región que el principal desafío de los países es encarar las reformas necesarias para alentar el crecimiento, reducir la pobreza y promover el desarrollo con gobiernos más endeudados, y con sus arcas agotadas luego del hercúleo desgaste fiscal que desplegaron los países para contener el azote de la pandemia del coronavirus.

El informe semestral del banco estimó que la tasa de crecimiento del PBI de la Argentina será este año del 7,5%, por encima del último pronóstico del banco. Para 2022, el banco proyectó una suba del 2,6%, una desaceleración que estará en el mismo ámbito que las otras economías regionales. Brasil pasará de crecer un 5,3% a un 1,7%; México, del 5,7% al 3%, y Colombia, del 7,7% al 4,2 por ciento. América latina cerrará este año con una expansión del 6,1% –casi de la misma magnitud a la caída sufrida en 2020–, que bajará el año próximo al 2,8 por ciento.

El banco remarcó que estas pobres perspectivas de crecimiento para los próximos dos años auguran un retorno a las tasas de crecimiento bajas de la década de 2010, “generando preocupación de una nueva década perdida en términos de desarrollo”.

 

“La crisis de COVID-19 se sumó a otra “década perdida” de bajo crecimiento, lo que sugiere problemas estructurales más profundos”, señaló el informe del organismo.

“Desde 2010 hasta que se desató la pandemia, América latina y el Caribe creció un 2,2% anual, al mismo tiempo que el resto del mundo creció a un 3,1 por ciento. Los pronósticos para 2022 y 2023 son igualmente mediocres: 2,8% y 2,6% respectivamente. La deslucida recuperación, sumada a las bajas tasas de crecimiento de la década anterior, sugiere la existencia de problemas estructurales internos en la región y apunta a la urgencia de abordar la lista de déficits ampliamente conocidos en materia de infraestructura, educación, política energética, capacidad empresarial e innovación, y de afrontar al mismo tiempo algunos nuevos retos relacionados con el cambio climático”, sostuvo el trabajo.

Esta urgencia debe convivir con una realidad que dejó la lucha contra la pandemia: el nivel promedio de deuda pública en la región aumentó en 15 puntos, hasta alcanzar un 75,2% del PBI.

“Los esfuerzos por mitigar los efectos de la crisis dieron pie a un aumento significativo del gasto, resultando en mayores niveles de déficit y deuda pública”, dijo Maloney en un comunicado. “Dado el imperativo de impulsar un crecimiento más dinámico, inclusivo y verde dentro de un contexto de escasez de recursos, los gobiernos deberán replantearse cuál es la mejor y más eficiente manera de utilizar los recursos públicos”, agregó.

Las proyecciones del banco para la economía argentina son peores a las que dejó plasmadas el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el proyecto de presupuesto que envió al Congreso, que prevé un crecimiento del producto del 4 por ciento para 2022 y del 8% para este año.

El informe reitera algunas de las recomendaciones que suelen surgir de los organismos internacionales, como mejorar la eficiencia del gasto público en lugar de recortarlo y replantear prioridades, poniendo el foco en salud, educación, investigación y desarrollo y focalizar mejor los subsidios hacia los segmentos más vulnerables.

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